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Desesperada

¿Amor o ficción?

15 mayo, 2013
De cómo el amor acaba en fracaso

Según Francesc Núñez, sociólogo de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), en estos tiempos de crisis nos enamoramos más, pero también nos decepcionamos más. Esto se puede constatar por la mayor demanda de literatura romántica que hace que las expectativas y la experiencia real no coincidan.

En tiempos de crisis, según el experto, se busca alguna fuente de seguridad, de protección y algo que le dé valor y significado a nuestras vidas, de ahí que estemos al acecho para encontrar pareja. Pero el problema está en la imaginación, alimentada por las novelas y el cine que fijan una serie de modelos para despertar nuestros deseos de manera prototípica, al estilo de Madame Bovary, y que difícilmente se reproduzcan en la vida real.

Hollywood es la gran inventora de historias de amor que incide en lo que pretendemos ser como pareja y en lo que esperamos del otro. El gran éxito de la novela Las sombras de Grey de E.L. James hace suponer que tendrá igual éxito cuando sea llevada a las pantallas. Y los tópicos, los prejuicios, los imperativos y los imaginarios sociales no hacen más que crear un abismo entre lo que nos gustaría que fuera y lo que es. El fracaso y la decepción están servidos.

Por otra parte, existen diferencias entre los géneros, señala Begonya Enguix, también profesora de la UOC. Hombres y mujeres no construyen las mismas expectativas y esto lleva a una relación que acabará siendo poco satisfactoria: los hombres buscan mujeres sumisas pero fuertes (lo que no existe prácticamente en la realidad) y las mujeres buscan hombres protectores y fuertes, que nos den seguridad vital y económica pero que a la vez sean tiernos y románticos.

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En nuestra sociedad cada vez más marcada por los prototipos y los tópicos de la gran pantalla, la literatura y la televisión es cada vez más difícil distinguir entre realidad y ficción y esto nos aboca a un estado de constante anhelo. En el terreno de las emociones, como prueban las neurociencias, la imaginación puede perfectamente sustituir a la experiencia real. El sujeto o consumidor moderno es una especie, pues, de «daydreamer» lo que se vuelve tan excitante, tan real, como cualquier otra situación. Se enamoran más los que se sienten insatisfechos, los que buscan porque no se sienten a gusto y/o no se conforman con lo que tienen.

Pero el amor promete una huída hacia adelante aunque no sea más que un espejismo. Es como una «revolución de a dos.»

Fuente
http://noticias.universia.es/en-portada/noticia/2013/05/08/1021869/nos-enamoramos-mas-pero-nos-decepcionamos-facilidad.html

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