
El tiempo es un invento humano. Hemos decidido que a todos y cada uno nos correspondan 24 horas, ni un minuto más ni un minuto menos. La diferencia está en cómo lo disfrutamos o… en cómo lo malgastamos. Para algunos no hay tiempo que alcance y rezan por tener un día de 48 horas. Para otros no existe forma de sacarle partido, se aburren. Porque el tiempo es biológico pero también psicológico.
Es cierto que las circunstancias de cada uno varían, pero su uso y disfrute, al fin y al cabo, es una elección.
Así hay quienes malgastan su tiempo de manera ostensible haciendo cosas que no le apetecen, quedándose más tiempo del preciso en el trabajo sin hacer nada, pasando el rato con personas con las que no les interesa y no les reportan nada… perdiendo el tiempo en discusiones vanas, quejándose de sus cuitas y no haciendo nada por mejorar la situación a la espera de que las cosas se solucionen solas. ¡Esto no es vida!
Por el contrario invertir tu tiempo en cosas que te traigan algún beneficio parece lo más inteligente y apropiado. Tu bienestar dependerá de lo que elijas hacer, de con quién escojas pasar el rato, y de tu actitud. Es decir, deberás elegir y arriesgar. Decir no cuando algo no te apetece, no estar, por ejemplo, con personas que no te agradan, y si no puedes evitarlo buscar la forma de sacarle partido. De todo puedes aprender. Invertir tu tiempo significa buscar ocasión para probar cosas nuevas, dedicarte tiempo a ti misma y atreverte a vivir nuevas experiencias para enriquecer tu vida.
Fuente
Azucena Fraile Muñoz