En EE.UU. unos 14 millones de personas padecen de rosácea, enfermedad crónica que afecta a la piel y a los ojos. La padecen más comúnmente mujeres de entre 30 y 60 años y de piel blanca y con tendencia a sonrojarse.
Los síntomas visibles son el engrosamiento y endurecimiento de la piel, el enrojecimiento de la cara especialmente en frente, nariz, mejillas y barbilla con ardor y una leve hinchazón. También aparecen líneas hojas delgadas bajo la piel como consecuencia del agrandamiento de los vasos sanguíneos. Suelen aparecer granos o pústulas que pueden llegar a doler. Los ojos y los párpados tienden a inflamarse y la nariz a hincharse, enrojecerse, agrandarse y mostrar chichones.
Los ojos ocasionalmente son muy sensibles. Pueden enrojecerse, resecarse, picar, arder, presentar una exceso de lágrimas y la sensación de que hay arena en ellos. Los ojos pueden volverse sensibles a la luz y la visión puede llegar a ser borrosa.
Se desconoce lo que causa la rosácea, pero algunos consideran que puede deberse a una predisposición hereditaria a que los vasos sanguíneos se agranden.
Los factores que empeoran su curso son el calor y el agua caliente, el ejercicio intenso, la luz solar, el viento, las bajas temperaturas, las comidas o bebidas calientes y las picantes, el alcohol, la menopausia, el estrés y el uso continuado de esteroides.
La rosácea no puede curarse pero puede tratarse y controlarse mediante la aplicación tópica o la ingestión de antibióticos. Lo que menos responde a este tratamiento es el enrojecimiento de la piel que solo puede enamascararse con maquillaje verdoso. Las líneas rojas se pueden tratar mediante electrocirugía y cirugía láser sin causar cicatrices y sin dolor. La hinchazón y los chichones de la nariz pueden removerse extrayendo el tejido afectado.
En cuanto a los ojos, éstos requieren tratamiento con antibióticos o esteroides. Para los párpados infectados se recomienda lavarse a menudo, frotar con un poco de champú para niños diluido en agua o con un limpiador específico expedido sin receta. Después de frotarse hay que aplicar una compresa tibia varias veces al día. Es conveniente usar un bloqueador de sol que proteja de los rayos UVA y UVB con un factor de protección mayor de 15; usar crema hidratante pero evitar aquellos productos que puedan irritar la piel. Y no olvides de hablar con tu médico si te sientes deprimida por tu aspecto.