
Si te hacen sentir que no vales mucho (o que no vales para nada), que tus proyectos son solo ilusiones inalcanzables para ti, si te denigran, si te desmotivan, si quieren tirar abajo tu castillo de naipes o buscan en ti un hombro para desgranar sus penas y nunca ninguna otra cosa, es que estás ante una persona tóxica. Su influencia sobre ti es siempre negativa. Siempre te dejan con la sensación de que no podrás con nada y de que todos tus esfuerzos son vanos. Te comparan repetidamente con otros «que son mejores» que tú. Alientan en ti el sentido del ridículo y, si pueden, la envidia o la competitividad o la angustia. Son personas que aparentan ser tus amigas y aparentan que todo lo que te dicen es por tu propio bien, pero en el fondo quieren echarte abajo.
Aléjate de esas personas que puede que con otras no sean tóxicas, pero sí en lo que se refiere a ti. Es a ti a quien no le aportan nada positivo, así que fuera. Espántalos como moscas.
Puede ser cualquiera, desde tu jefe hasta tu pareja.
Cada vez que te dejan, te sientes exhausta porque has estado luchando contra tanta negatividad. ¿Soy realmente tan poca cosa? Acudes a la cita con buenos sentimientos, sintiéndote optimista y al rato comienzas a estar cansada, apática, insegura, pesimista, deprimida…
Ocasionalmente no son personas malintencionadas sino todo lo contrario. Realmente creen que te hacen un bien. Desde su perspectiva están actuando de la mejor manera posible y no entenderían que tú les reprochases algo. Pero tú solo puedes reconocerlas indagando en ti misma, qué efecto tienen sobre ti, no en cuáles son sus características porque no con todo el mundo se comportan de esa forma.
Si puedes evita a estas personas. Trata de mantener contactos breves en los que tú influyas de forma positiva y a otra cosa. Si no puedes alejarte de ellas, crea un muro de indiferencia o hazles saber que lo que te dicen no solo no se corresponde con la realidad sino que te afecta para mal. Encuentra la manera de devolverles el «paquete». Que sean ellos los que deban reflexionar. Y tú sigue con lo tuyo. Al fin y al cabo se trata de una especie de maltrato y no hay ningún motivo por el cual debamos dejarnos maltratar, por mucho que apreciemos a los demás.
Busca personas que te alienten y que aligeren tu carga. Huye de las que buscan ridiculizarte. Busca modificar la dinámica que se ha generado entre vosotros, no de cambiar a esa persona, porque no puedes.
Muchas veces son sus propios miedos e inseguridades, sus fracasos, los que los lleva a comportarse de esa manera. Lo más que podemos hacer por ellas es compadecerlas y poner un límite: «Si sigues con eso voy a tener que entenderlo como un maltrato. Podría denunciarte por maltrato psicológico.» No debemos consentir que las cosas sigan así. Y si no consigues poner límites indaga acerca de por qué no puedes. Quizás te sientas culpable de algo, o realmente no te sientas capacitada o fiable para llevar a cabo tus proyectos. Quizás creas que eres el recipiente adecuado para las desgracias ajenas.
En tal caso sería conveniente que buscaras ayuda en una persona ajena a la conflictividad de tus relaciones, un amigo, o un terapeuta que te apoyen para salir del bache.