
Según las estadísticas, entre las ocupaciones más peligrosas y arriesgadas se encuentra la minería porque los trabajadores se exponen a diario a un entorno insalubre en el que se puede padecer asfixia o ser víctima de una explosión. En realidad cualquier profesión que requiera manipular sustancias tóxicas, productos químicos, explosivos y pirotecnia, agentes biológicos, minería y sondeos o producción de gases son profesiones de alto riesgo.
La construcción, la pesca, el trabajo en las plataformas petrolíferas, y la conducción de maquinaria pesada también representan serios riesgos. Según las aseguradoras ser militar o periodista destinados a zonas de conflictos, son también profesiones peligrosas.
No hay que olvidar a los policías, detectives y bomberos ni a los trabajadores que deben trabajar en vertical en edificios altos.
También se consideran peligrosas las profesiones como la de leñador, pescador, piloto o ingeniero de vuelo, granjero, reparador de techos, trabajador del metal y del acero, recaudador de materiales reciclables y residuos y trabajador de mantenimiento, reparación e instalación de maquinaria industrial.
Las profesiones menos peligrosas, por su parte, son las de bibliotecario, maestro y capacitador aunque la de maestro, concretamente, en los tiempos que corren, también puede ser considerada peligrosa sobre todo a nivel psicológico.