
En 2011 se produjeron en España 6.915 separaciones. Probablemente la crisis haya hecho disminuir la tasa de separaciones, pero no es lo que aquí nos importa. El hecho es que 6.915 parejas han atravesado el complejo proceso de la separación.
Cuando una pareja se separa, los dos, cada cual a su manera, sufre. Pero la parte que más sufre es la que no quiere separarse.
La separación en sí es un duelo porque algo se corta. Algo se pierde quizás para siempre. Vivimos la separación como un desgarramiento, como un fracaso y como una decepción y quisiéramos volver hacia atrás, a los tiempos mejores.
Es difícil de explicar cómo los sentimientos positivos y las emociones negativas hacia nuestra ex pareja y hacia nosotros mismos se mezclan. Nos preguntamos qué es lo que hemos hecho mal y en ocasiones asumimos nuestra responsabilidad. Hay quienes no lo hacen y se llevan la mejor tajada. Sencillamente no piensan.
Pero si además de la pareja hay hijos, esto se complica. Ponemos a nuestros hijos en una situación en la que no querríamos ponerlos. La de tener que dividirse en dos. Ocasionalmente, en situación de elegir con quién estar. Desde mi punto de vista esto es un drama porque lo normal, si no lo hemos hecho tan mal, es que nuestros hijos quieren al padre lo mismo que quieren a la madre.
¿Es posible en estas circunstancias ser constructivos y valorar solo lo bueno haciendo a un lado las cosas negativas que hemos tenido que afrontar? ¿Es posible siquiera el diálogo con la pareja?
Creo que no. La persona más conciente de la situación se lleva la peor parte.
No podemos y no debemos esquivar el dolor porque eso prolonga el periodo de duelo y entras en depresión. De cualquier manera lo más probable, si no buscabas la separación, es que caigas en una depresión.
En ese caso, busca la ayuda de un psicoterapeuta y apóyate en las personas que te aprecian. Pero no las agobies hablándoles del mismo tema constantemente. Distráete cuando puedas, emprende nuevos proyectos y actividades y busca nuevas relaciones. Piensa en las cosas buenas que aun te quedan por delante. Y cuando consigas hacer un balance de tu relación, verás que has dado muchas cosas buenas que tu pareja, por lo visto, no puede apreciar. Y si has cometido errores, enfréntalos, pregúntate por qué los has cometido y procura que en el futuro no se vuelvan a dar.
Imagen: reflexionesdiarias