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Desesperada

El psiquiatra se confiesa: el TDAH es una enfermedad ficticia

29 mayo, 2013
El TDAH no existe

Siete meses antes de morir por un cáncer de próstata, el Dr. León Eisenberg, el psiquiatra que inventó el diagnóstico de TDAH bajo el nombre de “reacción hipercinética de la infancia”, declaró que el TDAH en los niños es una enfermedad ficticia inventada para no culpabilizar a los padres y finiquitarla a base de psicofármacos como la dextroanfetamina y el metilfenidato, cuyo efecto es más rápido. Con esta última droga se consiguió el éxito ya que los supuestos enfermos se volvían más dóciles. Tanto es así que en 1968 se incluyó el trastorno en el DSM, la biblia de la psiquiatría moderna con el nombre con que ahora es conocido, esto es, Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).

La idea era convencer a las personas de que el TDAH tenía una base genética, que se nace con él, lo cual aliviaba a los padres de toda responsabilidad y no se cuestionaba el tratamiento: «En 1993 se vendieron en las farmacias alemanas 34 kg de metilfenidato. En el año 2011 se vendieron 1.760 kg.»

Eisenberg llegó a hacerse cargo de la gestión del servicio de psiquiatría del Hospital General de Massachusetts en Boston, reconocido como uno de los mejores neurólogos y psiquiatras del mundo.

Tras su confesión añadió que lo que hay que hacer con estos niños inquietos es intentar determinar las causas psicosociales que le afectan, ya sea en el contexto familiar, ya sea en la escuela, todo lo cual lleva un tiempo y un trabajo que se pretendió escabullir con los psicofármacos lo cual a su vez constituyó un negocio muy rentable para las farmacéuticas.

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En realidad tratar estos casos no es tan difícil ni complejo como se quiere hacer creer. Unas palabras dichas en el momento adecuado pueden tener un efecto mucho más profundo y rápido que el tragarse unas pastillas.

Los niños inquietos de manera exagerada, inadaptados o violentos con sus compañeros necesitan simplemente que los padres o los educadores o alguien con autoridad les pongan límites desde que nacen, y sobre todo con cariño. Y si no se ha hecho desde que nacen, se puede comenzar a hacerlo, esta vez sí, con algo más de empeño, en cualquier momento. No se trata de castigar ni de emplear técnicas conductistas de refuerzo negativo o positivo sino de conversar con el niño acerca de sus motivaciones. Y también se trata de emplazar a los padres y a los educadores ante su responsabilidad.

Para los padres resulta cómodo llevar al niño al psiquiatra o al psicólogo como si el niño fuera el enfermo, en lugar de asumir su papel como corresponde.

Fuente
http://www.bebesymas.com/salud-infantil/el-psiquiatra-que-descubrio-el-tdah-confeso-antes-de-morir-que-es-una-enfermedad-ficticia

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