
Desde Descartes hasta hoy, tendemos a dejarnos guiar por la lógica dualista mente-cuerpo. Este reduccionismo cuenta tanto para las neurociencias como para la psicología a la hora de explicar la condición pensante del ser humano y su cognición: buscar en el interior del cráneo las causas del comportamiento humano apelando a sus bases neurales.
Hoy sin embargo apostamos por otro tipo de explicaciones: la embodied cognicition o cognición con el cuerpo, que funde la cognición con las funciones corporales en una relación que va mucho más allá del esquema «recipiente-contenido» poniendo énfasis en el carácter dialéctico y dinámico entre las partes a la hora de recordar, juzgar, tomar unas decisiones u otras, razonar, etc. Ya no se trata solo de una fuente que envía y recibe señales (el cerebro) como agente pasivo mientras sus órdenes se desparraman por el resto del cuerpo.
Estudio
Un estudio de la Yale University demostró cómo aplicando criterios irracionales ligados a las percepciones sensoriales primarias se puede influir en las categorizaciones más abstractas. El estudio consistió en llevar a los voluntarios a una cuarta planta en un ascensor mientras se les pedía que sujetasen una taza de café mientras el investigador apuntaba datos. En algunos casos el café estaba caliente y en otros, helado. Una vez llegados al laboratorio de la cuarta planta se les pedía a los sujetos que describieran el carácter de una persona desconocida. Aquellos que habían sujetado una taza de café caliente consideraban que la tal persona era cálida, amistosa y confiable. Los que habían sujetado la taza de café helado, dijeron exactamente lo contrario.
Otro caso estudiado por Mark Yates es el de que el simple hecho de mover los ojos hacia la derecha o hacia la izquierda crea patrones de respuesta aleatoria de números: moverlos hacia la derecha se asocia a imaginar números mayores y moverlos hacia la izquierda, menores.
Todo esto hace que nos replanteemos hasta qué punto tiene sentido seguir creyendo en la distinción entre «unidades racionales y perceptivas», sin más, de acuerdo con la tradición dualista que distingue entre agentes que cooperan para obtener unos resultados. Actualmente el foco está puesto en cómo el cuerpo y las percepciones más primarias condicionan la cognición y la modulan.
Se cree que el pensamiento crítico y el emocional están entrelazados y usar ambos simultáneamente permite tomar decisiones de manera más eficaz. De hecho, cuando intentamos resolver un problema apelando a nuestro razonamiento crítico a menudo la decisión final se basa en gran medida en nuestro pensamiento emocional que es instintivo, y puede, incluso, llegar a anular el razonamiento crítico. Para evitar que esto ocurra deberíamos tener conocimiento de las emociones que nos están afectando. Conocer el papel que desempeñan es el único modo de dominarlas cuando es preciso.