Hoy en día, con el envío de correspondencias por email y la digitalización de documentos, parece que el envío de un burofax fuese de otra época, pero se trata de uno de los medios más rápidos y eficaces para tramitar gestiones o realizar reclamaciones.
Por ejemplo, para realizar reclamaciones por impagos de alquileres, derramas y otro tipo de cuotas, una comunidad de vecinos y propietarios pueden realizar su queja por medio del envío de burofax a las personas implicadas. De este modo la entrega de la documentación quedará certificada y su recepción testimoniada notarialmente.El burofax es un papel timbrado del Estado cuyo envío permite garantizar que el remitente lo recibe en persona y es consciente de que le ha llegado esta notificación jurídica que le implica en un proceso. Es mejor que un acuse de recibo o el envío de un email personal, por descontado, porque tendrá que ser entregado siempre a la persona receptora.
Como explican en la web Inmodiario.com “el contenido de los comunicados que envíen queda legitimado y el destinatario no puede negar que nunca se le ha suministrado esa información”. Es decir, el receptor de un burofax, una vez le sea entregado en persona, nunca podrá negar que lo ha recibido ni que no esté informado de por qué se le cita.
De ahí que se trate de un modo más ágil y sencillo de facilitar cualquier tipo de reclamación ya que, una vez enviado y recibido, no existen excusas posibles y el destinatario tendrá que hacer su defensa frente a la acusación que se le hace.
Con el envío de un burofax se garantiza que el destinatario recibe la notificación en persona y entiende el contenido de la misma. Además, en la mayoría de los casos, se le facilita un periodo de impugnación del contenido o acusación del burofax para que el remitente pueda dirigirse a la justicia para negar el contenido del documento recibido.