
Según diversas encuestas nacionales, el 61,7% de los hombres y el 43,4% de las mujeres han sido infieles a sus parejas alguna vez a lo lago de su vidas. La infidelidad, tras el abuso físico, es el segundo problema más importante en las relaciones de pareja y uno de los principales motivos por los que las parejas solicitan ayuda psicológica.
Definir qué es una infidelidad no es tan sencillo ya que depende de cuáles sean las reglas implícitas de cada pareja, así como lo que establece el contexto social y las familias de origen, y la distinta visión que tienen hombres y mujeres. Para ellas cualquier intimidad entre hombre y mujer sea o no sexual implica una infidelidad mientras que para ellos una infidelidad derivaría de que se mantengan relaciones sexuales recurrentes.
Por otro lado hay que establecer qué es lo que motiva la infidelidad: si una insatisfacción sexual o global respecto de la otra persona o de la relación en general. Tanto hombres como mujeres alegan que se trata de eludir la penosa experiencia de tener una relación «monótona y vacía», y de la escasa respuesta afectiva y sexual por parte de su compañero o compañera sentimental.
El hecho es que solo el 50% de las parejas consigue superar una infidelidad o tal vez algo más, si quien ha sido infiel es el hombre y si su infidelidad solo hubiera sido de tipo sexual. Pero no todas las parejas se separan y muchas consiguen salir airosas con una relación más fortalecida por mucho que el proceso terapéutico sea lento y complejo y de que ambas partes deban atravesar una profunda reacomodación y perdón sinceros.
En muchos casos confesar la infidelidad de entrada, nos descarga del sentimiento de culpa y lo mejor es hacerse cargo del error y ser honestos. Asumir las propias equivocaciones suele reforzar la relación de pareja además de que se evitan situaciones de tirantez o de chantaje por parte del o de la amante. Pero esto no significa que la confesión o el ser descubiertos no acabe en peleas o en la definitiva pérdida de la relación estable. La fidelidad suele ser, en la mayor parte de los casos, lo que mantiene unidos a los matrimonios y a las parejas estables en nuestra sociedad y violarla suele tener un precio que no podemos menospreciar.
Acudir a un psicólogo o psicóloga en Madrid o en otra ciudad por este tipo de situaciones es algo muy común. Tratamientos como la meditación o el mindfulness también pueden ayudarnos a superar este tramo, y es que es importante que nos concentremos en nosotros mismos, para perdonar, primero hay que tener un amor y autoconfianza propia muy elevada.