
Cada vez se difunde más y más el contar con un entrenador personal en lugar de ir irregularmente a un gimnasio o dejarlo con múltiples excusas sobre todo cuando en estos sitios no encuentran una fórmula personalizada de entrenarse.
Con un entrenador personal, que ya no es un lujo, sino que es más bien asequible a causa de la mayor demanda, puedes hacer gimnasia en un parque, en la oficina o en tu casa tantas veces como desees a la semana y en el horario que mejor te convenga.
Mientras que hace un tiempo se asociaba a los entrenadores personales con profesionales dedicados a machacarte, hoy en día se han profesionalizado y atienden a cada uno según sus necesidades y su situación. No es lo mismo entrenar a alguien que es deportista profesional que a una persona de la tercera edad. Hoy en día un entrenador personal tiene conocimientos de dietética, fisioterapia y salud de manera que pueden ofrecer un tratamiento integral: «no somos fisioterapeutas, ni tampoco médicos, pero contribuimos a que los clientes no se lesionen, a que no se agraven viejas dolencias; o a que, por ejemplo, reduzcan su nivel de colesterol». También se ocupan del tabaquismo, del alcoholismo, a mejorar las pautas de sueño y en general, a tomar conciencia de su bienestar.
Los clientes pueden ser desde ejecutivos hasta amas de casa pasando por los enfermos a los que el médico prescribe hacer ejercicio y evitar el sedentarismo.
El provecho que se saca de tener un entrenador personal es que no pierdes el tiempo, no te dispersas, no dejas de acudir a las clases y consigues alcanzar los objetivos que te has propuesto. Consigues mantener la motivación y la constancia. «Cuando a cada persona le ofreces una explicación de por qué y para qué hace cada ejercicio, le
haces tomar conciencia de su propio cuerpo y sabe la finalidad de cada movimiento, recibe un estímulo muy positivo que le impulsa a continuar», opina María Giner. «El hecho de verse bien en poco tiempo, sobre todo para personas que están desencantadas por haber probado de todo, y la labor de refuerzo que hacemos cuando vemos que el usuario está desganado o trata de buscar un pretexto para no entrenar también contribuye a lograr el éxito», completa Óscar Martín.
Otra ventaja de contar con un entrenador personal es que las ocasiones de padecer una luxación son nulas. Y además las personas son interrogadas antes de comenzar acerca de su estado de salud para así evitar complicaciones, cosa que a veces en los gimnasios olvidan hacer. Un entrenador personal es un entrenador a medida.
Las mujeres embarazadas o las personas que padecen problemas osteoarticulares son buenos candidatos para tener un entrenador a medida lo mismo que los pacientes que padecen enfermedades que provocan espasticidad o deterioro neuromuscular, los invidentes, etc.