
Desde 1980 la obesidad se ha multiplicado por dos o más. En 2008, 1.400 millones de adultos de más de 20 años padecían sobrepeso y cerca de 200 millones de hombres y de 300 millones de mujeres sufrían obesidad. En 2012 más de 40 millones de niños tenían sobrepeso.
Tanto el sobrepeso como la obesidad pueden prevenirse ya que son la consecuencia de una acumulación excesiva de grasas en el cuerpo, lo cual es altamente perjudicial para la salud.
Se miden mediante el Índice de Masa Corporal (IMC) que es la relación entre el peso y la talla. Un IMC igual o superior a 25 significa que hay sobrepeso. Si es igual o superior a 30 se lo considera obesidad. El IMC es la medida más útil para valorar el sobrepeso en la población ya que se usa indistintamente para hombres o mujeres. Se calcula dividiendo el peso de un sujeto en kilos por el cuadrado de su talla en metros (kg/m2). Es la medida que emplea la OMS.
Pero no es hasta ahora que se está concibiendo la posibilidad de diagnosticarla como una discapacidad. El que esto se haga depende del Tribunal Europeo de Justicia con base en Luxemburgo y en función de si se acatan las recomendaciones de uno de sus abogados generales, Niilo Jaaskinen quien sostiene que existe discriminación laboral respecto de las personas con obesidad mórbida.
El caso de Karsten Kaltoft
En 2010, Karsten Kaltoft, un danés con obesidad mórbida fue despedido de su empleo por no poder atarse los cordones de sus zapatos. Karsten pesaba 160 kilos. Jaaskinen denunció entonces que se trataba de un caso de discriminación injusta y lo denunció. Jaaskinen sostiene que personas con IMC de 40 o más podrían ser considerados como minusválidos y se opuso a que se diferenciase entre discapacidad autoinfligida o por circunstancias externas o involuntarias. Para este abogado este hecho es irrelevante.
Ahora es turno del Tribunal danés estudiar el caso de Kaltoft más a fondo antes de pronunciarse en favor o en contra de las tesis de Jaaskine y decidir si la obesidad constituye un caso o no de discapacidad.