
¿Has pensado alguna vez por qué nos autocatalogamos como mujeres o como hombres, como heterosexuales u homosexuales, de raza caucásica o raza negra, o perteneciendo a una minoría u otra?
La teoría queer descalifica esta forma de vernos y de considerarnos como perteneciendo a un grupo u otro. Se opone al clásico concepto de género, muy en particular, que distingue entre lo que es normal (stright) y lo que no lo es (queer), esto es, anormal, y considera que todas las identificaciones sociales son anómalas porque ninguna sería universal sino que estarían sujetas a un número enorme de variaciones culturales.
La teoría queer se opone al uso de segmentaciones sea por clase social, sexo, raza, o cualquier otra categoría, y entiende que las identidades sociales se elaboran de manera más compleja en una suma de intersecciones de grupos múltiples, corrientes de pensamiento y criterios.
Es pues «una hipótesis sobre el género que afirma que la orientación sexual y la identidad sexual o de género de las personas son el resultado de una construcción social y que, por lo tanto, no existen papeles sexuales esenciales o biológicamente inscritos en la naturaleza humana, sino formas socialmente variables de desempeñar uno o varios papeles sexuales.»
Hoy sabemos que naturaleza y cultura van dadas de la mano y que las etiquetas sirven para jerarquizar y discriminar a unos supuestos grupos respecto de otros grupos.
«El movimiento queer no se detiene en la crítica de la construcción de las identidades sexuales, sino que amplía su radio de acción a entramados sociales de nuevo calado como la etnicidad, la religión, la ecología, y en general, los grupos marginados por el capitalismo globalizado de fines del siglo XX.» Lo queer “defiende una visión de las identidades como afinidades del aquí y ahora más que como esencias inmutables e incontaminables”
Una de las mayores representantes de este movimiento es Judith Buttler autora de El Género en disputa. Feminismo y la subversión de la identidad (1990) y Cuerpos que importan. El límite discursivo del sexo (1993), ambos libros describen lo que hoy se conoce como Teoría Queer.
Judith Buttler critica tanto el falocentrismo patriarcal como los feminismos especialistas para pasar a hablar de identidades nómadas frente a aquellas fijas, así como para plantear nuevas formas de habitabilidad de los cuerpos en la paradoja que se crea entre lo que es la capacidad de acción del individuo y su formación y dependencia con respecto al poder.