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Desesperada

Lo que nunca te contaron sobre las medias

3 enero, 2013
La historia de los pantys

Para ser fieles a la verdad deberíamos llamar a las medias medias calzas porque mientras que las calzas, antiguamente llegaban de la cintura a los pies, las medias cubrían únicamente la mitad de lo que cubrían las calzas. La raíz calc- está en el origen de palabras como calzado, calzar, calzador y descalzar y también de calceus que era el nombre latino de esta prenda de vestir que se ajustaba al pie en la época de los romanos, haciendo las veces de zapato ya que por entonces aun no usaban calzado. Los romanos adoptaron la costumbre de usar calzas de los pueblos germánicos y las denominaron calcea. Fue durante la Edad media que las calzas comenzaron a cubrir toda la pierna desde la cintura hasta los pies. Y hasta el siglo XV solo las usaban los hombres. Las mujeres, que llevaban vestidos, iban con los pies descubiertos. En el siglo XVI la prenda se dividió en dos partes, la parte superior cubría el abdomen y parte de los muslos, y se convirtió en prenda femenina con el nombre de calzas o calzones de donde deriva la palabra calzoncillos que empleamos hoy en día para designar la prenda masculina. La parte inferior pasó a llamarse indistintamente calcetas o medias calzas y al reducirse su tamaño, calcetines, que llegan hasta la pantorrilla. Las medias calzas pasaron a llamarse o bien calzas o bien medias y siguen cubriendo la pierna por encima de la rodilla. Su uso estaba restringido a las mujeres.

La leyenda cuenta que la reina Isabel de Castilla recibió del embajador de Francia un precioso par de calzas de seda lo que conmocionó inmediatamente a toda la corte por aludir de forma tan descarada a la intimidad de la soberana. Literalmente hablando las piernas no existían. Cuando la reina Isabel II recibió como ofrenda también un par de calzas el comentario del jefe de la Casa Real fue: «¡Las reinas no tienen piernas!»

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Pero sí tenían piernas y gustaban de embellecerlas «con empaque real.»

La reina Isabel I de Inglaterra se mostró más que agradecida cuando lady Montagu le regaló el primer par de medias fabricadas en telar, tubulares, adherentes y que moldeaban muy bien la pantorrilla. Pero a lo largo de los siglos poca función tenían las medias por muy hermosas y cómodas que fueran, ya que los vestidos de las damas llegaban hasta el suelo. A pesar de ello, las medias se confeccionaban con bellísimos bordados seguramente para llamar la atención de maridos, amantes y favoritos.

Con el tiempo, en Europa, el largo de los vestidos se fue acortando despertando el clamor de la Iglesia. Las piernas de las mujeres quedaban a la vista hasta la misma rodilla y se alzaban sobre zapatos casi ortopédicos, los topolinos, de suela altísima. «El Papa arremete contra los ‘vestidos exiguos quo que están hechos de tal modo que ponen de relieve lo que deberían ocultar’.» Pero entonces comienzan los años de escasez y mientras que las medias hasta los años ’20 se confeccionaban con seda, hacia 1941 el gobierno británico prohíbe el uso de la seda para estos fines. El glamour y la transgresión de los años ’20 pasan al olvido. El largo de los vestidos y de las faldas vuelve a caer hasta los tobillos y las mujeres que no quieren seguir la nueva moda se colorean las piernas con ocre. El motivo de esta restricción era que la seda se empleaba con fines bélicos, ya sea para fabricar paracaídas como uniformes militares contra el frío.

En 1935 el químico norteamericano Wallace Carothers inventa el nylon, la nueva seda sintética, como él mismo lo denominó, que revolucionaría el mundo de la moda. Hacia 1938 ya se anunciaba que saldrían a la venta unas nuevas medias más resistentes que las de seda. El 15 de mayo de 1940 pasó a llamarse el día N por ser el primer día en que se pusieran a la venta estas milagrosas medias que fueron un boom entre las ansiosas mujeres acuciadas por las guerras y las crisis. Unos 5 millones de transparentes medias de nylon o «medias de cristal» y «más fuertes que el acero» se vendieron en apenas 4 días. Las medias confeccionadas con esta fibra sintética llegaron a Europa con los soldados estadounidenses marcando una nueva época: las medias se rompían menos y, de romperse, no era costoso suplantarlas por unas nuevas. Salía más en cuenta comprarse unas nuevas que intentar coger los puntos sueltos.

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En 1956 aparecen las medias sin costura y con un diseño más anatómico para que se adecuaran a la forma del pie y evitar las arrugas, y cuatro millones de ellas de ellas se venden en pocos días; luego aparecen las medias con banda de silicona en reemplazo de las ligas que dejaron de ser imprescindibles.

En los ’60, Mary Quant lanza al mercado la minifalda que tiene un éxito arrollador entre las mujeres y también entre los hombres, desde luego. «Las piernas, los muslos, saltan al aire.» Poco más tarde salen al mercado las bermudas y los hot pants que, como las minifaldas requieren medias hasta la cintura. Hay que atribuir el éxito de las medias a la capacidad de sus fabricantes por adaptarse rápidamente a las modas sucesivas. Es el momento de los pantys elásticos a menudo de color o con bonitos estampados.

Pero en los ’70 aparece el pantalón y las piernas femeninas desaparecen por un lapso de tiempo bastante prolongado que impacienta a fabricantes y caballeros. La consigna era clara, había que fomentar la vuelta a la falda. Y ésta vuelve aunque sin destronar del todo a los pantalones. Las medias con ligueros son algo incómodas porque a veces se sueltan y correr con ellas es un infierno. El panty por su parte parece a las mujeres una auténtica coraza: “Armadura medieval, coraza antiestética, incomodísimo para cualquier incursión un poco audaz”, según la revista Donna de 1983 en un suspiro por el binomio media-liguero que las más jóvenes no conocieron.

Con todo las medias tradicionales vuelven a imponerse, lo mismo que los pantys e incluso que el liguero. Y aunque los hay de todos los colores y estampados y motivos, en los ’80 se impone el negro que ya nunca será desbancado ya sea porque adelgaza o porque las mujeres aun se resisten a exhibir del todo su piernas.

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