El gigante multinacional de la agricultura y la alimentación Monsanto, ha puesto una demanda a un agricultor de 75 años de Indiana por haber replantado sus semillas de soja, infringiendo la patente comercial que dictamina que los derechos sobre esas nuevas semillas pertenecen a Monsanto, que prohíbe a los agricultores replantarlas.
Bowman es un agricultor de soja de 75años del suroeste de indiana, un área predominantemente rural de los EE.UU. Que posee unos 300 acres de tierra, unas 120 hectáreas, que es la misma superficie de cultivo que tenía su padre. Enfrente tiene a Monsanto, una multinacional que factura miles de millones al año y que tiene uno de los equipos legales más potentes para defender los derechos de las semillas una vez plantadas en la tierra.
Los agricultores, al adquirir semillas de Monsanto firman un acuerdo mediante el cual sólo pueden recoger la cosecha, y no replantar las semillas. La multinacional defiende que los agricultores se benefician, mediante la replantación de estas semillas, de todo el desarrollo tecnológico que Monsanto ha invertido en estas semillas, lo que según la empresa facilita la cosecha y ahorra gastos al agricultor, además de asegurarse contra plagas que la arruinen.
Apple y Microsoft apoyan a Monsanto
Aquí es donde el caso se convierte en algo así como en ou ejemplo de “Piratería agrícola”. La industria, apoya a Monsanto aduciendo que en un caso de sistemas que pueden reproducirse con facilidad, como las semillas, o los programas informático, la reproducción de estos artículos viola la leu de derechos de autor y menoscaba así los beneficios de las empresas que han invertido sis esfuerzos en producirlas, como es e caso de la piratería informática, un argumento que apoyan gigantes tecnológicos como Microsoft y Apple, que tras años de disputas entre ellos, han alcanzado un terreno común contra el temible enemigo. Un agricultor con 100 hectáreas de terreno.
En el otro lado Bowman, en le punto de mira de Monsanto, a quien piden unos 80,000 euros de indemnización por violar los “derechos de autor” tras haber comprado a un proveedor local unas semillas que según Monsanto tenían la tecnología de la soja “Roundup Ready” producida por Monsanto y, pr tanto, cuyos derechos le pertenecen, a pesar de haber sido compradas a un proveedor local.
En el lado de Bowman están los pequeños agricultores y organizaciones como el Cetro para la Salud alimentaria o Salvar Nuestras Semillas, que ven en este proceso una oportunidad para frenar el monopolio de las grandes corporaciones que a través del férreo control de las semillas están dominando la agricultura y comenzar el proceso para que retorne a ser un negocio familiar como lo ha sido siempre.
Las organizaciones de agricultores quieren que las semillas sean consideradas un bien común en lugar de un producto especulativo. Por otro lado la industria defenderá los desarrollos que la ciencia y la investigación, aplicada a las semillas ha supuesto para los agricultores,, evitando las plagas que asolaban las cosechas y creando modelos de plantas con un mayor rendimiento y que necesitan menos reciurss naturales. No parece fácil, pero Bowman afirma que está decidido a luchar “hasta que no me queden más fuerzas”