Hoy en día todo pareciera indicar que no. Pero no siempre fue así, claro. Pensemos que no fue sino hasta mediados del siglo pasado que las mujeres iban cubiertas casi totalmente y que apenas llevaban descubiertas alguna parte del cuerpo. Pero en mayo de 1915 una publicidad aparecida en la revista Harper’s Bazaar dirigida a lectoras de la alta sociedad norteamericana mostraba una fotografía de una joven con los brazos en alto y completamente descubiertos con el siguiente lema: “La moda para el verano y el baile moderno se combinan para hacer necesaria la eliminación del molesto vello.» A esto le siguió que se impusiera la moda de llevar vestidos de tirantes y que un avispado empresario sacase a la venta polvos para depilarse las axilas. Aun no era necesario depilarse las piernas porque las faldas se llevaban largas y las piernas iban cubiertas con medias que disimulaban el vello. Pero con la Segunda Guerra Mundial comenzaron a escasear las medias y a una intrépida Betty Grable se le ocurrió salir con las piernas totalmente descubiertas. Ahora la moda eran las pin up girls y no había mujer que no quisiera imitarlas. ¡Pero para ello había que depilarse las piernas hasta las cejas!
En la actualidad hombres y mujeres se depilan el cuerpo entero recurriendo a las últimas técnicas de láser. Atrás quedaron las cuchillas de afeitar y las cremas y la cera. Pero esto no es así para todos ni todas.
Emer O’Toole, una periodista irlandesa de 28 años se prestó para un experimento: no depilarse durante 18 meses, a ver qué pasaba. Publicó un artículo sobre ello en su blog personal y luego en el diario The Guardian. Y lo que pasó es que acabado el plazo del experimento, Emer decidió no volver a rasurarse, ni axilas ni piernas. Esto llevó a Emer a los platós de la televisión y levantó gran revuelo. Para Emer la obligación de depilarse no es otra cosa que un producto de la industria de la belleza. Pero no parece que esto vaya en contra de las razones estéticas. Para las mujeres en casi su totalidad el no depilarse no es una opción, cosa que no ocurre en el caso de los hombres que pueden pasar días sin afeitarse la barba y el bigote, el pecho o su espalda, lucir sus brazos y sus piernas velludos. Pero si Julia Roberts enseña las axilas sin habérselas depilado puede ser causa de un auténtico horror entre el público. Desde pequeñas nos enseñan a las mujeres que los signos de la pubertad, entre ellos el vello, deben ser eliminados. Que los cuerpos rasurados son signo de femineidad. Para Emer O’Toole esto no es sino la «cosificación y mercantilización» del cuerpo femenino: hacer lo que sea para que la mujer se sienta insegura si su aspecto no responde a los cánones de belleza universalmente aceptados. Esto resulta la mar de rentable. Pero Emer no tiene la intención de imponer su criterio. Cree que la mujer debe ser libre de decidir si se depila o no. ¿Tú qué opinas?