
¿Existe la ninfomanía? Según la RAE la ninfomanía solo se aplica a las mujeres y se trata de un «deseo violento e insaciable en las mujeres de entregarse al sexo.»
El controvertido director de cine, Lars Von Trier, en su saga Nymphomaniac retrata a una de estas mujeres.
Pero lo cierto es que si hojeamos el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-V, por sus siglas en inglés), la adicción al sexo no aparece en ninguna parte. Los psiquiatras que se basan en este también controvertido manual niegan que exista una tal adicción mientras que en el DSM IV, su predecesor, aparecía como «trastorno sexual no especificado.»
Diga lo que diga el manual, que no ha sido bien recibido por la mayoría de los psiquiatras, hay personas que experimentan su excesivo deseo sexual como un problema y acuden a la consulta de sexólogos y psiquiatras para tratarse por el aumento de la frecuencia, la intensidad de sus fantasías sexuales, sus altos índices de excitación, sus impulsos y conductas sexuales ya que interfieren en su vida social, familiar, laboral, en su salud en general y su libertad personal, síntomas característicos de cualquier adicción. Por otra parte, las relaciones con la pareja no resultan satisfactorias por lo que buscan otras sobre todo en periodos de estrés, depresión o disforia.
Lo que es difícil es encuadrarlo en una categoría diagnóstica. Podría tratarse de una adicción pero también de un trastorno obsesivo compulsivo o de un problema de control de los instintos, y existe tanto en mujeres como en hombres.
Al contrario que en las películas de Lars von Trier el perfil de estas personas es la de un varón joven, promiscuo, compulsivo y con escaso control de sus impulsos a lo largo de varios años todo ello asociado a un evidente deterioro en su funcionamiento interpersonal. De hecho, en los EEUU el padecer adicción al sexo implica la suspensión del cargo para los pilotos de las fuerzas aéreas debido a la relación entre este problema y otros cuadros como pueden ser los trastornos de ansiedad, la depresión, el abuso de sustancias, trastornos de la personalidad y fobias. Ocasionalmente la adicción al sexo se asocia también a parafilias como el voyeurismo, el exhibicionismo, etc.
Los profesionales aseguran, empero, que este malestar tiene solución siempre que el paciente logre, con ayuda de su médico, dejar a un lado sus sentimientos de culpa, vergüenza o frustración.