
Tanto el nombre «oro» como su símbolo, el Au, derivan del latín aurum que significa resplandor, a la luz, dorar, dorado o áureo.
El oro se encuentra en la naturaleza como parte de ciertas rocas. Se cree que se forma a partir de gases y líquidos que suben desde el interior de la tierra a través de fallas de corteza terrestre. Se los encuentra en vetas, depósitos y depósitos de cobre profírico, placeres y en el agua de mar, aunque en menor medida.
Es el metal más maleable y dúctil de todos. Se pueden obtener láminas extremadamente delgadas. Es excelente conductor del calor y de la electricidad y es especialmente incorruptible. Solo reacciona con el agua regia.
A la plata, los alquimistas de la antigüedad la llamaban el metal Luna o Diana y le atribuyeron el símbolo de la luna creciente. Su símbolo químico, Ag deriva de Argentum que significa blanquecino.
Es un metal bastante escaso pero es el más maleable y dúctil después del oro y un poco más duro que éste. No se oxida fácilmente pero su superficie se ennegrece a causa de pequeñas impurezas de sulfuros.
A la hora de escoger entre uno y otro nos dejamos llevar por nuestros gustos, pero la plata y el oro no nos favorecen por igual. El color de nuestra piel hace que el cálido dorado nos favorezca más que el frío plata o viceversa.
El oro luce mejor en las pieles claras y finas tirando a tonos marfil o melocotón y/o con pecas y en mujeres con cabello castaño, miel, rubio dorado o cobre, mientras que la plata es ideal para las pieles muy blancas tirando a amarillentas o rosadas como a las pieles negras y aceituna, ideal para las mujeres con cabello negro azulado, gris plata o rubio platino.
Tú eliges.