Los piercings siguen estando de moda. Y uno de los sitios preferidos por muchas es la boca. Esta modalidad de «body-art» oral no es inocua y conlleva algunos riesgos que debes conocer:
Los piercings orales se pueden colocar en la lengua o en los labios en alguna de las tres modalidades existentes: labrette, barbell o anillo.
El 72% de las personas que se han realizado un piercing en la zona bucal presentan, posteriormente, algún tipo de complicación, según un estudio llevado a cabo por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Las modas no perdonan y las perforaciones en la boca traen consigo complicaciones bucodentales que van desde padecer pérdida del sentido del gusto hasta otras más graves como pueden ser la inflamación, las hemorragias y hasta la pérdida de dientes.
Generalmente, al cabo de 6-8 horas tras la perforación de la lengua, por ejemplo, los tejidos circundantes empiezan a inflamarse, lo cual va incrementándose en los siguientes 3-4 días pudiéndose prolongar durante semanas y llegando a veces a dificultar la respiración.
En otras ocasiones lo que provoca es una hemorragia ya que el órgano lingual es un órgano altamente vascularizado. Si la aguja perfora uno de los vasos sanguíneos la hemorragia es difícil de contener.
Otra de las complicaciones más comunes es la inflamación de las encías o, lo que es lo mismo, la recesión gingival que en el caso de perforarse la lengua o la boca tiene una profundidad de 2-3 mm que puede conducir a la pérdida de piezas dentales sobre todo si alcanza la unión mucogingival. Llama la atención que estas lesiones periodontales se producen en casi la mitad de las personas que llevan piercings bucales.
Además de vascularizada, la lengua es un órgano inervado por tres tipos de nevios: los motores, los que regulan la sensibilidad general y los responsables de las sensaciones gustativas. Si al realizarse la perforación se hiere alguno de estos nervios, pronto se vería comprometida la movilidad de la lengua, su sensibilidad o el sentido del gusto. Esto es más común en los piercings doroslaterales que en los dorsoventarles.
Pero lo más frecuente es la rotura de piezas dentales o de coronas y fundas. Cuando se lleva un piercing en la boca es difícil controlar la tentación de jugar con él empujando contra la dentadura, lo que puede ocasionar roturas o la apertura de huecos interdentales a pesar de lo que puede costar el tratamiento correctivo.
Otras complicaciones pueden ser: procesos alérgicos, infecciones, acumulo de placa, aspiración-degluciones, sialorrea, galvanismo, alteraciones funcionales o lesiones hiperplásicas, etc.