
A diferencia de lo que pueda creerse, la planificación familiar y el uso de métodos anticonceptivos, no es una preocupación reciente de nuestra especie. Es verdad que en el siglo XX se han realizado impresionantes progresos en este sentido, pero caeríamos en un error si pensáramos que el problema está completamente resuelto. Aun siguen buscándose alternativas para dar con el anticonceptivo perfecto.
Por otra parte, la planificación familiar es de vital importancia desde un punto de vista bio-psico-social y conocer su historia y evolución nos puede ilustrar acerca de ello.
Historia y evolución de la planificación familiar
En el papiro de Petri, el primer tratado médico del que se tiene constancia, del año 1850 a. C. se aconsejaba el uso de excremento de cocodrilo mezclado con cierta pasta que se introduciría en la vagina a modo de pesario, o la irrigación de la vagina con miel y bicarbonato de sodio.
En el manuscrito de Ebers, algo más tardío, se hace referencia a un tapón de hilaza humedecido con miel y el jugo de brotes acacia. Esto, por antiguo que parezca, no carece de fundamento ya que los brotes de acacia, «exudan hidratos de carbono polimerizados que cuando fermentan desprenden anhídrido láctico que forma ácido láctico, sustancia que destruye los espermatozoides.»
Muchos métodos que se emplean aún en nuestros días, se basan en el uso de ingredientes ácidos, como el jugo de limón o el vinagre. Las mujeres de Sumatra, por ejemplo, impregnan su vagina con una sustancia rica en ácido tánico antes del coito y en la Guayana Francesa los nativos usan vainas de ciertos frutos a modo de preservativo que es uno de los métodos anticonceptivos más antiguos, pero descrito por primera vez en el siglo XVI «como una vaina para el pene confeccionada con lino y destinada a evitar la transmisión de la sífilis.» Pero por norma, la anticoncepción masculina se reduce al uso del preservativo y la abstinencia periódica, amén del coitus interruptus, y de la vasectomía que se practica como método permanente desde 1940.
Se estima que actualmente, aproximadamente unas 42 millones de parejas recurren a la vasectomía en el mundo como medio de anticoncepción. En 1974 el doctor Li Shungiang desarrolló una técnica de vasectomía sin bisturí que fue introducida en Occidente recién en 1985.
En cuanto al coitus interruptus, se considera que es una de las prácticas más difundidas pero menos recomendables en la actualidad. Hay en los textos bíblicos una cita a la misma en un pasaje del Génesis, capítulo 38: «Pero Onán, sabiendo que la prole no sería suya, cuando entraba a la mujer de su hermano se derramaba en la tierra para no dar prole a su hermano…» En los escritos de Sorano de Éfeso, datados del siglo II d. C. se decía que “… en el momento crítico del coito, cuando el hombre esté próximo a descargar la simiente, la mujer debería contener la respiración y retirarse un poco, de manera que la simiente no sea depositada demasiado profundamente en la cavidad uterina. Entonces, la mujer debería levantarse inmediatamente y acuclillarse, inducir el estornudo, y limpiar la vagina en su alrededor, y quizás, tomar algo frío…”
Origen de los métodos anticonceptivos
En cuanto al origen del condón se sabe que se lo tenía no ya como método anticonceptivo sino como un protector contra la sífilis y se cree que algún matarife medieval pudo haber tenido la ocurrencia de emplear para confeccionarlo las membranas delgadas de algún animal. El origen de la palabra condón puede proceder del latín condus que significa receptáculo, o quizás al nombre de su inventor, un tal Condon o Contus, cortesano de Carlos II. Recién en 1870 aparece el primer preservativo de caucho, poco práctico y poco fiable en cuanto a su calidad. Es en 1930 cuando se introduce el preservativo de látex, más fino y más fiable. En nuestros días se emplea silicona para aumentar su sensibilidad y se incorporan colores e incluso gustos variados.
En lo que se refiere a las mujeres, se discute aun el origen de la práctica de introducirles objetos en la vagina, pero una idea nos la puede dar la costumbre de árabes y turcos, mencionada por Hipócrates y Aristóteles, de introducir en los camellos, en su travesía por el desierto, piedras redondas en el útero de las hembras para evitar que tuvieran descendencia. A las mujeres se le han introducido en el útero toda clase de objetos de los más variados materiales (vidrio, marfil, madera, ébano, plata, oro, platino incrustado de diamantes, mientras que los judíos, algo más cuidadosos con la higiene introducían esponjas), pero el primer dispositivo intrauterino específicamente diseñado como método anticonceptivo fue un anillo de fibra de gusano de seda descrito por un médico alemán y una espiral de platino de 1921 que cayó en el olvido hasta que fue resucitado por los trabajos de dos investigadores, uno en Israel y otro en Japón utilizando un material plástico que lo hacía inerte y económico con lo que pudo extenderse a toda la población. El diafragma, que es uno de los métodos anticonceptivos más utilizados fue descrito en 1882 pero no se popularizó en los Estados Unidos hasta los años 20 del siglo pasado.
El uso de espermicidas para regular la fecundidad se retrotrae al uso de plantas, y la información disponible sobre las mismas es inagotable. La medicina ayurvédica de la India las menciona. Las especies más interesantes son la Diospyros Tricolor Hern que abunda en África, y la Moringa Oleifera Lam que crece en las zonas tropicales de Asia con efecto abortivo. La primera referencia a las plantas en Grecia data del siglo IV a. C. del libro Historia Animalium de Aristóteles: «Algunos impiden la concepción untando la parte de la matriz en la que cae el semen con aceite de cedro o con un ungüento de plomo o con incienso mezclado con aceite de olivo.» En China se menciona el uso de plantas en el Sub Ssu Mu: «Tómese algo de aceite y de mercurio y fríase sin parar y tómese una píldora tan grande como una semilla de yayuba con el estómago vacío e impedirá la preñez para siempre…» Sorano de Éfeso, padre de la ginecología, también escribió consejos sobre productos para aplicar en la entrada misma del útero, como por ejemplo el aceite de oliva añejo, la resina de cedro o salvado con aceite de mirto, o bien tapar el cuello del útero con una bola hecha de lana que estuviera bien empapada de vino.
Pero el uso de espermicidas comenzó su desarrollo en 1677 cuando Spallanzi descubrió que el pH del semen disminuía al añadir vinagre, de manera tal que los espermatozoides perdían su eficacia. En 1885 el inglés Walter Rendel descubrió el primer óvulo anticonceptivo a base de manteca de cacao y quinina.
La otra técnica para regular la concepción es la de controlar los periodos fértiles e infértiles de las mujeres ya se trate del método de la temperatura basal establecido por Van del Velde en Alemania en 1928 o del método basado en la secreción del mucus desarrollado por Dorairaj. En 1950 Gregory Pincus y John Rock comenzaron a realizar estudios con compuestos hormonales y en 1956 anuncian el descubrimiento de la píldora en Puerto Rico.
El método anticonceptivo más peculiar, en cualquier caso, es el que recomienda hacer girar la rueda de un molino, al menos cuatro veces durante la noche, para que la concepción no se produjera.
La realidad es que todas las sociedades, independientemente de criterios culturales o morales, contrarios al empleo de métodos anticonceptivos –muchos de ellos aun vigentes–, a excepción de la abstinencia que pocos usan, han recurrido a estos métodos de planificación familiar que hoy día por suerte, son casi completamente económicos, eficaces e inocuos.