
En palabras de Woody Allen: «Tomé un curso de lectura rápida y fui capaz de leerme ‘Guerra y paz’ en veinte minutos. Creo que decía algo de Rusia.»
Significado y reacciones ante infoxicación
La infoxicación es el exceso de información que recibimos y que no podemos digerir. «Según las investigaciones de Peter Lyman y Hal Varian, de la Universidad de California, [solo] entre 1999 y 2002 se creó más información que en toda la historia anterior de la humanidad, con incrementos anuales del 30%. Este incremento apabullante de datos va acompañado por un aumento de los canales por los que se difunden. Es como si estuviéramos en una habitación con muchas rendijas por las que se cuela información: televisión, radio, Internet, e-mails, pdfs, redes sociales…»
Reaccionamos de distintas maneras ante la tormenta de datos. Una de nuestras reacciones más comunes es la de hacer una lectura rápida y superficial del material. Cerca del 60% de los usuarios de prensa escrita apenas consigue pasar de las tres páginas. El problema es que la información, para ser asimilada, requiere de reflexión. No solo a nivel conciente sino también a nivel inconsciente. Necesitamos elaborar lo que leemos para que pase a nuestro «disco duro» y para que la podamos emplear en el futuro. De lo contrario, la información «vuela» o satura nuestra capacidad de digerirla con un resultado nulo.
La multitarea es otra de la formas como nos organizamos para atender a varios canales de información a la vez. El problema con la multitarea es que cuando las tareas que realizamos son automáticas requieren de mucha más atención por nuestra parte. De esta manera también sobrecargamos nuestra capacidad de digerir la información y enllentecemos nuestra respuesta. Escribimos más lento, hablamos más pausadamente… En suma, no ganamos tiempo, sino que por el contrario, lo perdemos.
Otra de nuestras reacciones es la de acumular la información que nos parece relevante para «leerla más adelante». Nuestros ordenadores o archivadores se llenan de páginas y páginas a las que seguramente nunca volveremos. «Sufrimos una especie de Síndrome de Diógenes informativo».
Cómo solucionar el exceso de información
La solución es ser muy selectivos. Enfocar nuestra atención en el objetivo preciso y no ir a la deriva atrapados por el marasmo de titulares. Es cierto que a veces podemos encontrar artículos que nos interesen al margen de nuestros objetivos. Muchos descubrimientos se realizan por casualidad. En estos casos es adecuado que los archivemos.
Pero entre guardar algo realmente importante para nosotros e ir almacenando informaciones por si acaso en un futuro puedo necesitarlo’ hay una gran distancia. Si el día de mañana lo necesitamos, los datos suelen estar mejor clasificados en Internet que en el disco duro del ordenador.
Sea como sea, lo mejor es protegernos de la explosión de desinformación y contrainformación sabiendo poner un límite a la invasión que padecemos diariamente. Si bien es cierto que deseamos estar actualizados porque suponemos que la información facilita que tomemos mejores decisiones, demasiada información no nos ayuda, sino que nos despista. «Si tenemos en exceso, nos resulta más complicado separar el grano de la paja.»