¿Puede tu cuerpo encajar en los nuevos cánones de belleza? Seguramente, no.
Antes las mujeres se preocupaban por si tenían las nalgas caídas o las caderas demasiado anchas, ahora las obsesiones son más complejas y abarcan cada trozo de tu anatomía. Pero ¿de dónde parten las consignas?
Una de las fuentes de inspiración es el Daily Mail que en su barra lateral derecha se dedica a desprestigiar el look de las celebrities. Ninguna da la talla. O que son demasiado rellenitas, o que son viejas, o demasiado flacas… y esto se difunde luego, rápidamente por un sin fin de webs y por las redes sociales, por Instagram, Pinterest y Tumblr. Si entras en el juego, estás perdida.
Ya a mediados de los ’90 comenzó a ponerse moda el heroin chic: delgadez extrema, facciones angulares, rostros pálidos y ojeras, lo que confería glamour al consumo de esta droga y a la apariencia andrógina. Su musa era Kate Moss.
Lo último es el thigh gap o hueco que separa las piernas a la altura de los muslos tal y como luce Cara Delevingne, cuyas medidas son 79-61-86. Si con los pies juntos no tienes ese hueco, es que estás gorda, dicen. Y es un absurdo porque eso depende de la genética y de la morfología de cada cuerpo. Ni siquiera una dieta puede ayudarte, de manera que lo último que queda es someterte a una cirugía estética. La demanda de liposucciones entre los muslos se ha disparado aumentando en un 240%. La operación consiste en absorber la grasa de los muslos mediante un sistema de cavitación que congela las células y permite su eliminación de manera natural a través del propio cuerpo. Pero para mantener ese hueco hay que someterse a dieta estricta. Es muy difícil de mantener y puede ocasionar un desorden alimenticio.
Lo más importante es que ni el thigh gap ni ninguna de las demás directrices se convierta en obsesión porque no dice nada acerca de la persona que lo consigue. Hay que recordar además, que muchas de estas características femeninas se deben al Photoshop.
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