Te preguntarás cómo en una sociedad como la occidental, pero no solo, en la que se da tanta importancia al sexo por no decir que gira en torno al sexo, existan personas renuentes a mantener relaciones sexuales. Pero es un hecho. Según un estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), alrededor del 3% y el 5% de la población mundial actual se consideraría asexual; es decir, unos 300 millones de personas. Según el académico Anthony Bogaert que estudia este fenómeno, puede pensarse que justamente el alto grado de sexualización de las sociedades sea lo que apague el deseo sexual.
A estas personas se las denomina asexuales, ya sea hetero asexuales, homo asexuales o bi asexuales. Pero para la psicóloga y sexóloga Gema Montes, nadie es «asexual». Es imposible ser asexual porque es como negar la naturaleza humana que es física, biológica y psicosociológicamente sexuada. «Se puede elegir no tener conductas de carácter erótico, pero se sigue siendo sexual.» Se puede prescindir del sexo pero «se dejarían de reportar múltiples beneficios para la salud y para las relaciones interpersonales”. La falta de sexo puede ser negativa en múltiples aspectos: orgánicos (depresión, estrés, diabetes o tumores), psicológicos (sentimientos de vergüenza, miedo y culpa) y sociales (relacionados con una educación estricta y represiva y la influencia de modelos sexuales clásicos).
Y de hecho muchas personas que carecen de deseo sexual o atracción sexual hacia otras personas acuden a la consulta de psicólogos y sexólogos ante la sensación de extrañeza que les produce su condición. Muchos se enamoran pero no desean sexo y muchos se ven obligados a mantener relaciones a pesar de que no les interesa, por no quedar mal o echar a perder el vínculo romántico.
En otros casos algunas de estas personas sí sienten deseo sexual pero no les gusta compartirlo.
No se trata de que sientan que el sexo es amoral o sucio. No son anti sexualidad.
En la historia se han dado muchos casos de personas a las que el sexo no les gustaba, entre ellos Franz Kafka, que dejó constancia de este hecho en sus diarios: “El coito como castigo por la felicidad de estar juntos. Vivir en lo posible de manera más ascética que un soltero, esa es la única posibilidad para mí de soportar el matrimonio. ¿Pero ella?”, escribía. Otros personajes ilustres que no mantenían relaciones sexuales son Isaac newton, Chopin, Isabel I de Inglaterra, Kant, probablemente Hitler, Dalí, el que fuera cantante de The Smiths, Morrisey que decía no poder imaginarse su cuerpo respondiendo a un estímulo sexual.
Pero estos son casos aislados. Hoy en día es un auténtico movimiento que ondea su bandera en el Día del Orgullo Gay y establecen vínculos y ganan en visibilidad en las redes sociales. Su origen puede estar en la tribu urbana japonesa de los soshokukei danshi (chicos herbívoros) que apareciera hace menos de una década y que manifiestan no sentir deseos sexuales ni laborales.
Actualmente hay personas que solo se masturban, demisexuales (que tienen sexo pero poco), y personas que se enamoran pero prescinden de las relaciones carnales.
Los que se sienten más presionados son los hombres ya que se supone que para ellos el sexo lo es todo. Hacerlo público les supone un buen dolor de cabeza. Pero las chicas también padecen cierto acoso.
Para Johana Villamil una educación basada en cómo poner un condón no es de gran ayuda para entender la sexualidad. Hay que hablar de emociones, de intimidad, de amor y de las relaciones en sí en otros términos. Una lista de instrucciones sobre cómo deben ser las relaciones sexuales aboca al desastre.