
En forma de pastillas, inyecciones, parches o gel, hoy en día es posible consumir una dosis de testosterona con el fin de estimular el deseo sexual, entre otras cosas. Así lo estuvo haciendo la hollywoodense actriz Jane Fonda periódicamente durante tres años, uno de tantos secretos que esconde para mantenerse joven y en forma y preservar su imagen.
La testosterona, la principal hormona sexual masculina, resulta muy eficaz para recuperar la libido pero tiene también sus efectos secundarios: «Una cosa es tener que someterse a una cirugía plástica y otra muy distinta es tener acné adolescente. Eso es ir demasiado lejos», comentó Fonda al «Daily Telegraph.»
Pero solo un médico endocrino puede establecer si la falta de apetito sexual se debe a un bajo nivel de testosterona que no solo controla la libido sino también los rasgos masculinos. La testosterona tiene un efecto andrógino (masculinizante) como anabolizante (reconstituyente muscular). Solo en caso de que lo considere oportuno, el médico le indicará una dosis de la hormona en alguno de sus cuatro formatos.
En el útero la testosterona es la causante del desarrollo de los órganos sexuales masculinos más que de los de la mujer. En los niños, los niveles de esta hormona son bajos, pero se incrementan con la pubertad iniciándose así el desarrollo de los rasgos del varón adulto (crecimiento genital, aumento de la altura y de la masa muscular, así como el vello facial y en el cuerpo y la voz grave). Pero también influye en los aspectos psicológicos, como la agresividad y el aumento de la libido.
Las pastillas no son el modo más recomendable ya que se necesita ingerir muchas dosis diarias y resulta difícil controlar los niveles adecuados además de tener más efectos secundarios no deseados que los otros formatos.
En cuanto a las inyecciones, éstas se inyectan en los músculos con lo cual resultan dolorosas aunque solo deben ponerse una vez cada dos semanas. Las inyecciones tienen un efecto de sube y baja de los niveles de testosterona que pueden ocasionar fluctuaciones del carácter y de la libido.
Quizás los parches sean el mejor método para conseguir y mantener los niveles óptimos de la hormona en el organismo. Su efecto dura 24 horas y hay que colocárselos una vez al día.
La última opción disponible, el gel, que se vende bajo la denominación comercial AndroGel, y que requiere prescripción médica, debe aplicarse una vez al día sobre los hombros, los antebrazos y el abdomen.
Los efectos secundarios de estos fármacos observados han sido una reacción de la piel a los parches, retención de líquidos, exceso de hemoglobina, acné, aumento de la capacidad pulmonar, apena del sueño, y molestias hepáticas en el caso de las pastillas, efectos que se reducen si se lleva un control estricto de los niveles de la hormona.
Quienes no deben someterse a este tratamiento son los hombres que padezcan cáncer de próstata o de pulmón y resulta especialmente dañino en adolescentes si se administra de forma incorrecta porque puede producir una repentina ganancia de peso que puede detener el crecimiento de los huesos. Los efectos adversos también se observan en mayor medida en personas cuyos niveles de testosterona sean normales pero se lo aplican con el fin de mejorar la capacidad física o las condiciones atléticas o por cualquier otra razón.