
La Resolución 1325 sobre mujer, paz y seguridad supuso un antes y un después de la situación de la mujer en el contexto de las Fuerzas Armadas aun cuando ya desde 1988 las mujeres se habían incorporado a las mismas y por mérito y capacidad, en 1999, se les dio cabida en todo tipo de cargos.
En la actualidad el 12,4% de las Fuerzas Armadas está constituido por mujeres pero solo el 4,75% participó en misiones en el exterior a pesar de que España está en este sentido por encima de países como Reino Unido, Francia e Italia y a pesar de que el papel de la mujer en procesos de negociación puede aportar una visión complementaria que dotaría de eficacia a las Fuerzas Armadas, como asegura el jefe del Estado Mayor Conjunto, el teniente general Juan Antonio Carrasco.
Para que las cifras cambian, de acuerdo con Jesús Ignacio Ruiz, Jefe de la Oficina de la OTAN sobre perspectivas de género, «Necesitamos hombres convencidos. No es una cuestión de mujeres, es cuestión de todos.»
Por su parte, Cristina Gallach, miembro del Consejo de Honor de ADESyD, contempla 4 objetivos:
– ser más eficientes en introducir el tema del género en la planificación
– otorgarles un papel más relevante a los asesores en cuestiones de género
– aumentar y mejorar la presencia de mujeres en las negociaciones
– paridad de género.
De acuerdo con Gallach, y en relación a esto último, el 21% de jefes en la UE son mujeres, mientras que solo hay una mujer jefa en las delegaciones de la UE lo que significa que los asuntos de gravedad se siguen asignando a los hombres.
Para Carlos Westendorp, Secretario General del Club de Madrid, la situación debe cambiar en tanto la proporción de mujeres en la población es del 50% y una auténtica democratización exige que el mismo porcentaje de mujeres estén firmemente integradas en las Fuerzas Armadas.