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Desesperada

¿Te comes las uñas?

22 noviembre, 2014

onicofagiaSegún diversas estadísticas, el 45% de los adolescentes se comen la uñas y casi el 60% de la población se las come alguna vez en un momento de estrés. Y lo hacemos de modo inconsciente, no por decisión voluntaria.

Existen otros «tics» semejantes pero menos extendidos, como enroscarse el cabello, tirar de los pelillos de las cejas, mover la pierna de manera insistente, o tamborilear con los dedos sobre la mesa.

La mayoría lo hace por nerviosismo, para descargar la ansiedad, porque está estresado, temeroso, inseguro, frustrado, o por imitación. Otros, los menos, lo hacen como consecuencia de algún trastorno más grave como puede ser el trastorno obsesivo-compulsivo y requiere tratamiento.

Pero en términos generales comerse las uñas entra dentro de los hábitos (malos) normales. Porque no solo no es saludable para tus manos sino que afecta a su estética y puede causar dolor.

A la así llamada onicofagia se la considera, desde la psiquiatría, como un problema de control de los impulsos. Desde el enfoque psicoanalítico se entiende que se debe a una fijación en la etapa oral del desarrollo psicosexual, a un periodo de lactancia demasiado prolongado o a una relación no especialmente buena con la madre. Otros terapeutas consideran que morderse las uñas es una manera de mostrar hostilidad hacia uno mismo ya que no es sino una forma de automutilación y autocastigo.

Las causas pueden ser internas o externas. Las internas son las que describimos más arriba. Las externas pueden ser los problemas familiares, laborales, de estudios, de pareja, etc.

El problema se agrava cuando no dejamos uña en el dedo. Puede que esto sea una vía de escape para no enfrentarse a los problemas cuando no  sabemos cómo darles solución. Otras personas los evaden tomando alcohol, fumando, comiendo, drogándose, etc.

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El resultado: piel dura y rugosa en los dedos con inflamación crónica; lo que queda de la uña puede llegar a soltarse, regenerarse deformadamente o ser invadida por hongos; podríamos producirnos una infección en la boca por falta de higiene; el esmalte de los dientes se resiente; y como decíamos al principio, supone una falta de estética total desde el punto de vista de nuestro propio aspecto a nivel social: nuestras manos siempre están expuestas a la vista de los demás cualquiera que sea la situación.

El hecho es que una vez que se convierte en hábito tendemos a hacerlo en cualquier circunstancia sin que sea especialmente tensa: no tenemos palomitas en el cine, tenemos que matar el tiempo…

Una manera de dejar de comerte las uñas es llevar siempre un objeto a mano que no puedas mordisquear: un reloj, un llavero, un bolígrafo… Lleva contigo chicles y caramelos para mantener la boca ocupada. Ponte guantes aunque no sea invierno. Ponte esmalte en las uñas, de mal sabor (especialmente recomendado.)

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